DIEZ RAZONES POR LAS QUE NO TENER UN PERRO
No, no nos hemos vuelto locos con el titular… Atajar el abandono de raíz es la asignatura pendiente de nuestra sociedad. Existen las multas por abandono (pocas y poco cuantiosas), también medidas de control como el microchip (de dudosa eficacia), pero no hay una campaña de concienciación que incida sobre lo que realmente significa compartir la vida con un perro, y la decisión de incorporar un cachorro al hogar. Es la tenencia responsable.
1. Crece… (a veces mucho). El pequeño peluche que encandila al más pintado desaparecerá a los pocos meses y se convertirá en un perro “hecho y derecho”, tal vez de muchos kilos de peso.
2. Ensucia… Y no sólo por sus necesidades (eso dura poco tiempo), sino porque viene mojado, lleno de barro y no sabe usar el felpudo. ¡Además bebe chorreando!
3. Y sigue ensuciando… Pierde pelo. Si es largo forma bolas como las de las películas del Oeste, y si es corto se clava en la tapicería. O vives en una caja de mármol (o tienes un Xoloitzcuintle) o no hay remedio para los pelos. Del coche mejor no hablamos ¡a veces hasta se marea y vomita!
4. Se pone malo… Y claro, requiere atenciones porque es un ser vivo que –no lo olvidemos– siente dolor, sueño, molestias… ¿No era mejor un muñeco de ésos que venden ahora que simula un perro dormido que respira?
5. Es caro… Si se pone malo hay que llevarlo al veterinario, pero si no también (vacunas, revisiones…). Esto equivale (si no hay contratiempos) a un buen puñado de euros a lo largo del año, y ante problemas serios de salud pueden alcanzarse cifras con tres ceros.
6. Y encima come (no, no es como un “tamagotchi”), y al precio que está el pienso es para pensárselo dos veces. No parece buena idea darle pienso malo y barato, y destinar el ahorro a la partida de veterinaria.
7. Tiene que salir… Todos los días tres veces al menos, y no le importa si estamos a bajo cero o en medio de una ola de calor sahariano, él debe salir igual (y no puede hacerlo solo ni sirven diez minutos por sesión). Pero hay otro problema… no podrá ir contigo a un buen número de sitios (al banco, al bar, de compras…).
8. Necesita educación… Y eso es tiempo, mucho tiempo, además de unos mínimos conocimientos para comprender su comportamiento que exigen dedicación y vocación.
9. También necesita vacaciones… ¡contigo! Las residencias son perfectas para un momento puntual y salir del apuro ante un compromiso de fin de semana, pero llegará el verano y no pretenderás olvidarte de él durante semanas… ¿no?
10. Tiene un fin. Como tú y como yo tendrá un fin biológico. ¿Recuerdas que mencionábamos que es un ser vivo? Y lo justo, lo mínimo que podemos hacer por él, es acompañarlo hasta el final y utilizar todos los medios a nuestro alcance para evitarle sufrimientos.
Por cierto, todo lo anterior es un sacrificio que no todo el mundo está dispuesto a realizar, claro, pero además no olvides que será así durante los próximos 10-15 años de tu vida.
N. de la R. Puedes visitar doogweb por ponerte al día en actualidad canina, porque te interesa todo lo que rodea al mundo de los perros, las expos, el deporte, cuestiones relacionadas con adiestramiento o salud… o puede que hayas aterrizado aquí gracias a un capricho de Google mientras buscabas información acerca de cachorros y pienses en comprar (o adoptar) uno con la excusa de las Navidades (mala excusa lo de “las Navidades”, por cierto). Si es tu caso, lee con atención los 10 puntos anteriores, y si dudas o fallas en uno solo… ¡Es que tal vez lo tuyo sea la papiroflexia! Si es así, por favor, no cometas el error de llevar un perro a tu vida, los dos seréis infelices, pero él acabará perdiendo aún más que tú, y no se lo merece.
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